sábado, 18 de mayo de 2013

episodios: ... y resulta que soy bipolar

1990.., empezaba el mes de septiembre. Era domingo, domingo día 2. Septiembre....., yo era joven, muy joven, apenas acababa de cumplir los 26 años. Sólo dos meses antes había conseguido mi título de Ingeniero en Informática (en aquel entonces Licenciado en Informática) tras seis arduos años de estudios que fueron precedidos por otros dos años más en la Escuela de Ingenieros Aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid. Además de estudiar tuve la suerte de trabajar en empresas multinacionales desde el segunda año de carrera..., todo iba bien, o mejor, no iba bien..., todo iba sobre ruedas, era una persona a la que la vida había regalado excelentes oportunidades que, hasta entonces, había sabido aprovechar y disfrutar ....

Era domingo, 2 de septiembre. Fui de los muchos que hicimos la mili tras apurar todas las prórrogas que nos fueron necesarias para concluir nuestros estudios universitarios antes de cumplir con el entonces servicio militar obligatorio que, más o menos, venía durando un año. Supongo que debían ser sobre las seis de la tarde. Ese fin de semana me tocó entrante de guardia el cuartel de Capitanía General en Madrid. La semana no había sido buena, no me encontraba bien, no sabía por qué, pero me sentía inquieto y algo angustiado.

Tras un receso en la cantina me eché el fusil (el ya antiquísimo cetme) al hombro y salí para proseguir con la ronda tras los muros del cuartel. Le dije a mi compañero que no tuviera prisa por dejar la cantina, que yo cubriría la rutinaria ronda sólo y que pasaría a recogerle en cuestión de minutos.Aún hoy en día no me explico por qué, pero cuando me acercaba al muro sur del cuartel, cargué el cetme, me coloqué en posición de disparo a pié y vacié el cargador de seis cartuchos apuntando contra dos pequeños y, por supuesto, lejanos cúmulos nubosos que se me antojaron un blanco atractivo para una aburrida guardia de una aburrida tarde de verano.

Recuerdo que después me tumbé, como invadido de paz, en el suelo, como si no hubiera hecho nada, como si nada pasara.... o mejor, como si hubiera hecho algo que, no sabía por qué, pero que debía hacer..., como un héroe de película tras defender el fortín.

Sé que se produjo un revuelo enorme y es la última imagen que recuerdo del cuartel. Después sé que desperté de un profundísimo sueño atado a la cama de una de esas habitaciones 'blindadas' del pabellón psiquiátrico del hospital Gómez Ulla de Madrid. Fuí allí y entonces dónde me diagnosticaron como maníaco-depresivo...., traducido al día de hoy, como paciente del más popularmente (quizás demasiado) conocido hoy en día como Trastorno Afectivo Bipolar (TAB) ...............

[continúa....]


No hay comentarios:

Publicar un comentario