sábado, 1 de junio de 2013

conceptos: el bipolar en fase eufórica

Recapitulando brevemente a partir de la entrada anterior de este blog ('y..., cómo es un bipolar??'), veíamos que, por distintas causas, se producen disfunciones químicas en el cerebro del paciente que producen a su vez disfunciones en la comunicación interneuoronal, y que, por tanto, el paciente está, desde ese momento, bajo riesgo de adoptar comportamientos irregulares que tiendan a la euforia (también conocida como 'manía') o a la depresión, e incluso a combinar en ciclos de duración indeterminada ambos comportamientos. El punto de partida es la 'chispa' que provoca el cortocircuito interneuronal, y los primeros síntomas que internamente recrea el paciente se basan en un distanciamiento incómodo e inquietante entre su mundo racional y su mundo afectivo o emocional. La brecha que los separa ya sólo puede crecer..., disminuirla o cerrarla, exige de una intervención terapéutica que, en el más alto porcentaje de los casos, el paciente no va a solicitar por si mismo..., no por rebeldía (que también se da el caso), sino porque sólo para cuando la brecha tiene dimensiones posiblemente graves e inabordables de manera individual, el paciente empieza a entender que lo que lo que está viviendo no es una mala racha, unos malos días que tiene cualquiera, o una inmensa alegría temporal que un viento favorable le ha regalado por unas semanas...., sino que su trastorno se está manifestando en crisis.

Dicho esto....¿cómo se manifiestan externamente los comportamientos de un bipolar en crisis?. Ya hemos comentado que el bipolar en crisis tiende a la euforia o a la depresión, y en un alto número de casos, a una combinación cíclica de ambos estados (esta respuesta cíclica es de absoluto sentido común como se podrá ver una vez se conozcan los modelos de comportamiento del bipolar, especialmente cuando va de la euforia a la depresión).

Me ocuparé primero de la euforia ya que la depresión es un estado más popular, más conocido y del que me costará menos ofrecer una descripción más o menos certera. Asi pues..., Euforia: 'estado de ánimo propenso al optimismo'. Bueno, esto es lo que dice la Real Academia de la Lengua, pero la euforia de la que hablamos en el caso de un paciente bipolar es algo más. Intento dar una definición pseudoacadémica...., Euforia: 'estado de excitación psíquica que provoca un falso bienestar que a su vez promueve en el paciente un optimismo desmesurado y una supuesta 'claridad' de ideas, a partir de la cual el individuo en crisis crea una realidad paralela sobre la que, en adelante, se basarán sus creencias más profundas y sus comportamientos'. Como consecuencia, en la fase de euforia, un paciente bipolar, presentará al menos un conjunto de los síntomas que se detallan a continuación (o puede que todos):

  1. Disminución de las horas y de la necesidad de sueño. La excitación mental y emocional que vive el paciente provoca una hiperactividad en la que el sueño va teniendo, paulatinamente, menor cabida.
  2. Alto nivel de autoestima. El paciente lo 've todo muy claro'. Las ideas surgen a borbotones en su cerebro y tiene la sensación de que su capacidad de observación de la realidad y, por tanto, de manipulación de la misma, han crecido de tal manera que se encuentra siempre 'un escalón por encima de los demás' en cuanto a capacidades intelectual y afectiva.
  3. Nuevos y 'peculiares' proyectos. Desde esa alta autoestima, limítrofe con la arrogancia, el paciente saca a la luz antiguos proyectos (en el campo profesional, sentimental, creativo o en el que sea) o nuevos proyectos que le invaden de tal forma que no se explica 'cómo no empezó con esos proyectos antes'.
  4. Gran locuacidad. El bipolar eufórico habla de forma convincente e incluso brillante, y si uno le escucha hablar de esos referidos proyectos, quizás también puede quedar convencido de que deberían haberse abordado con anterioridad dado el alto interés de sus objetivos y la claridad con la que el individuo traza el plan para lograrlos.
  5. Aumento del impulso sexual. La necesidad de sexo del paciente aumenta en esta fase. Pero cuidado, el paciente sublima el sexo cuando se encuentra bajo los efectos del la euforia, y el sexo que desea, en el que piensa, es un sexo idealizado en el que su 'ego alterado de forma ascendente', sale victorioso y, por qué no decirlo, aclamado, de cada uno de los actos que comparte con la correspondiente pareja. Además, es cierto que el poder de seducción del bipolar en la fase maníaca tiende al alza debido a que éste se manifiesta con seguridad, locuacidad, pletórico de emociones y con cierta carga de originalidad que siempre provoca cierto imán en su entorno.
  6. 'Generosísimos' gastos superfluos. Este síntoma no falla. Al bipolar eufórico le da por gastar (ya relataré detalles en posteriores entradas del este blog). Da igual (hablo de ejemplos reales): veinte pares de zapatos, dos pisos, siete motos, un terreno a una provincia nunca visitada con anterioridad, las copas de todos los ocupantes de un karaoke por toda una noche, seis abrigos de visón, una avioneta, ..... Gastos superfluos, innecesarios, exagerados, ostentosos incluso ... El bipolar gasta hasta donde llegue el límite de sus gastos, que es o cuando no le queda dinero, o cuando lleva días perdido por las calles gastando y se rinde agotado. No deja de gastar como un acto racional, sino obligado por las limitaciones.
  7. Irritabilidad. La hiperactividad, el desgaste provocado por la ausencia de horas de sueño, la excesiva fluidez de ideas y la autoestima excesiva, hacen que el bipolar eufórico sea un pésimo receptor de críticas o si quiera dudas sobre su comportamiento (que el no sólo considera normal sino 'iluminado'), por lo que suele reaccionar de forma irritada e incluso levemente violenta a este tipo de observaciones realizadas desde su entorno. Añádase que, desde el punto de vista emocional, el paciente vive también un momento burbujeante, es decir, al igual que en cuanto a la mente hablamos de hiperactividad, en lo afectivo hablamos de hipersensibilidad, lo cual no ayuda a que el individuo muestre la necesaria serenidad para escuchar y digerir adecuadamente las opiniones de los demás.
[continuará con más sobre el estado de euforia]

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